La existencia es siempre coexistencia. Distintos grupos de seres establecen relaciones basadas en sistemas interpenetrados, que se comen y digieren mutuamente, extendiéndose en escalas de relación muchas veces inimaginables para quienes no somos entendidas en la materia. Al observar desde el lente de la anatomía comparada, surgen posibles relaciones físicas entre algunos insectos y partes del cuerpo humano, lo que permite imaginar tantas similitudes interespecie como queramos. Un giro en la mirada para avanzar en comprender las porosidades de los límites que nos separan, al tiempo que los atributos que nos otorgamos como seres humanos ya no son tan exclusivos.

¿Cuánto hay de humano en un insecto y cuánto de insecto en lo humano?, se pregunta la artista, lo que en el sentido kafkiano nos habla de los procesos, cambios y transformaciones relacionales durante la vida. Su opuesto, instala un muro rígido que cuestiona el horror a lo distinto y desconocido ¿Cuántos prejuicios construimos sobre aquello que es diferente? ¿nos abrimos a la posibilidad de diálogo, cambio y transformación? ¿podemos avanzar en abrir la mirada y cohabitar en igualdad con personas humanas y no humanas?

En el trabajo de la artista, morfologías, sistemas y sentires devienen en dibujos a base de grafito y tinta china, sus ilustraciones nos llevan a un viaje sobre lo humano y lo no humano, lo real, lo ficticio y sus posibles cruces construyendo un insectario humano corpóreo y metamorfoseado sobre las relaciones que se sitúan en nuestro territorio interior y lo conectan con el exterior, para evidenciar las luces y sombras del como nos afectamos mutuamente.


Francisca Veas
Carvacho
Insectario Humano